Manual del Baratero: Libro clásico sobre el arte de manejar la navaja
En 1849, salió a la luz en España un libro que ha dejado huella: el Manual del Baratero, o arte de manejar la navaja, el cuchillo y la tijera de los gitanos (en el título original escribía jitanos porque en aquel momento se deletreaba así). Poco se sabe del autor, ya que cuidó de nunca revelar su identidad, pero a pesar de ello la obra forma parte de la historia de la navaja española.
Fue en los días de la Segunda Guerra Carlista, durante el reinado de Isabel II, surge este manual que detalla técnicas específicas de ataque con navaja, pero también de defensa antes esta arma blanca. El prólogo advierte que podría ser malinterpretadas las razones para escribir un libro así, pero su propósito era empoderar a hombres honrados contra los desmanes de los desalmados y facinerosos.
«Quizá habrá algunos que al ver el presente manual lo reciban malamente, suponiendo perjudicial su aparición, por ser la navaja el arma de los barateros, tahúres y otras gentes de vida airada», recita el texto. Pero a la misma ves, el autor anónimo agrega: «Cuando en esta sociedad hay ciertos males irreparables para los cuales no bastan los preceptos de la religión, ni los tratados de la moral más sublime, ni sirven las leyes, ni alcanzan nada las medidas más eficaces, conviene adoptar un medio a fin de que dichos males sean menos crueles, y es aleccionar a aquellos hombres honrados y pacíficos que puedan verse acometidos por el peligro».
El Manual del Baratero, o arte de manejar la navaja, el cuchillo y la tijera de los gitanos está salpicado de abundantes ilustraciones y se divide en cuatro partes.
Primera Parte: Aborda el mecanismo de la navaja y las diversas formas de sostenerla. Especifica detalles técnicos, como nombres, giros y posiciones, complementados con esquemas sobre giros y contragiros. Figuras ilustran golpes y esquivas, proporcionando una base sólida para entender la herramienta.
Segunda Parte: Se centra en los diferentes tipos de navajas y sus usos. Describe tipos de guardia, recortes, y cómo engañar y golpear. Ofrece una descripción detallada de los golpes posibles, acompañada de figuras para ilustrar los movimientos. Esta sección profundiza en la variedad y versatilidad de las navajas.
Tercera Parte: Explora las técnicas para abrir, cerrar y usar la navaja. Instrucciones prácticas sobre cómo colocarse en un cuerpo a cuerpo, la forma de moverse, agarrar el arma y las distintas maneras de atacar y esquivar. Esta sección ofrece un compendio de instrucciones prácticas para el manejo eficiente de la navaja.
Cuarta Parte: Aborda las tácticas para defenderse con la navaja. Aunque también menciona el manejo del cuchillo y las tijeras, se enfoca en estrategias defensivas. Desde cómo esquivar navajazos hasta tácticas específicas para sobrevivir en situaciones de confrontación, esta parte cierra el círculo del arte del baratero.
El estilo claro y conciso del Manual del Baratero, o arte de manejar la navaja, el cuchillo y la tijera de los gitanos no solo lo convierte en una valiosa fuente sobre el manejo de la navaja, sino que también proporciona una visión detallada de la vida en los bajos fondos del siglo XIX. Aunque ha sido reeditado y es apreciado por coleccionistas, su origen radica en la necesidad de equipar a «hombres honrados» para defenderse en una época donde el uso de la navaja era crucial.
En el contexto de la época, la navaja, el cuchillo y la tijera ganaban importancia entre los «barateros» de los bajos fondos. “Barateros” era un término utilizado para referirse a ciertos individuos que se movían en los arrabales, hombres violentos y sin escrúpulos, que eran capaces de matar para robar o extorsionar. No hacía falta provocarlos para que desenfundara el arma y se liara a navajazos.
Estos individuos poseían una hábil destreza en el manejo de la navaja (junto con otras armas), lo que los convertía en personajes extremadamente peligrosos. A lo largo de la historia, algunos de ellos se integraron en grupos de bandoleros, añadiendo un nivel adicional de peligro a su reputación. Su actividad no se limitaba al robo; también se dedicaban a la extorsión, especialmente con los dueños de tabernas, mesones y negocios, donde se presentaban exigiendo un pago conocido como “barato”, de ahí el nombre de “barateros”. Muchas personas se resistían a ceder y enfrentaban ataques con navajas, resultando no solo en robos, sino también en apuñalamientos. Por este motivo, un ciudadano consideró necesario publicar un manual que pudiera salvar la vida de aquellos hombres honrados de estratos populares que eran atacados impunemente.
«Si hay quien escriba tratados especiales de esgrima y del tiro de todas las armas para los caballeros, para los nobles, para los hombres de guante blanco y paletó, nosotros escribimos para el pueblo, para los hombres del pueblo, para esos de manos endurecidas y callosas a quienes los señores llaman la canalla, y sin la cual valdrían bien poco; y escribimos para los hombres del pueblo, porque estos tienen también sus desafíos, casi siempre más repentinos, más bruscos, sin padrinos ni testigos, ni otras zarandajas ni pamemas usadas en los duelos aristocráticos y de gente llamada decente», explica el autor anónimo.
El texto ofrece entonces una mirada bastante explícita a los métodos de extorsión y violencia empleados por los «barateros», pero con miras a reivindicar y defender al hombre honrado, que no pertenece a aristocracia alguna, pero busca progresar en entornos hostiles y arrabaleros.
Hoy en día, leer el Manual del Baratero, o arte de manejar la navaja, el cuchillo y la tijera de los gitanos puede ser una curiosidad histórica, recordando tiempos donde la navaja era una herramienta indispensable para la clase trabajadora. El libro no sólo enseña el manejo de las armas blancas, sino también revela aspectos fascinantes de la vida y la sociedad de esa época.